domingo, 17 de abril de 2016

Basel Tart, Suiza: Cocinas del mundo

Ya hemos llegado a la letra S de nuestro viaje alrededor del mundo a través de la gastronomía en Cocinas del Mundo. Este mes, Mar, de la Cocina de Mar nos invita a trasladarnos a Suiza, ese pequeño país situado entre Alemania, Francia e Italia, lleno de montañas idílicas, valles, lagos, pueblos pintorescos y con una gastronomía sencilla y basada en productos artesanos, (quesos, embutidos, chocolate, panes), con claras influencias de sus países vecinos. En concreto esta tarta, llamada Basel Tart, (Tarta Basilea, diríamos nosotros) tiene versiones parecidas en Francia y Alemania, pues Basilea es una ciudad que se ubica lindando con la frontera de estos dos países. La versión suiza se prepara, naturalmente, con queso Gruyere, un maravilloso queso maduro y aromático con denominación de origen de la localidad que le da nombre. Es una tarta salada tipo quiche, sencilla y jugosa, realmente exquisita.


Ingredientes:

1 plancha de masa quebrada
2 cebollas dulces cortadas en lascas
80 gr de bacon ahumado cortado en taquitos
200 gr de queso gruyere
250 gr de leche
1 cucharada de harina
2 cucharadas de mantequilla
1 ramita de romero
sal y pimienta



Preparar un molde de quiche, donde extenderemos la masa. Pincharla y hornearla unos 15 minutos en blanco (cubierta con papel de horno y legumbres secas). Reservar. En una sartén, derretir la mantequilla y rehogar la cebolla a fuego lento, hasta que esté transparente. Añadir el bacon y seguir rehogando y removiendo hasta que esté dorado. Batir los huevos y la leche con la cucharada de harina en un bol, salpimentar y echar el romero picado y el queso, que habremos rallado previamente. Añadir la cebolla y el bacon rehogados y remover. Verter la preparación en la masa prehorneada y meter al horno precalentado a 180º durante unos 40 ó 50 minutos, debe quedar doradita.
















La preparación es bien sencilla, y el resultado fabuloso.


La cebolla le da una jugosidad y suavidad extraordinarias, que casan estupendamente con el toque ahumado del bacon y el sabor del queso. Con un buen vinito y una ensalada, un plato completo y delicioso.








Tras disfrutar de esta estupenda tarta, quedamos a la espera de nuestra próxima cita...


martes, 5 de abril de 2016

Rosquillas de Ansel

Hoy presento una receta sencilla y estupenda, unas clásicas rosquillas de anís. La receta es de Ansel, la madre de mi amiga Miriam, y es una de esas recetas de toda la vida que, por lo menos a mi, me transportan a los olores y sabores de mi infancia. Aunque suelo evitar las frituras, he de confesar que me pierden estos dulces, que yo llamo 'de Abuela', y que me apetece recoger aquí para que no se olviden.





Ingredientes:

4 huevos
1 vaso (de los de agua) de azúcar
1 vaso (de los de agua, menos un dedo) de aceite de oliva suave
1 vasito pequeño de licor de anís (unos 50 ml)
800 gr de harina
1 sobre de levadura de repostería
Ralladura de un limón
Aceite de oliva suave para freir

En un bol amplio, echar los huevos, el azúcar, el aceite, el anís y la ralladura y batir con el brazo de la batidora. Mezclar la harina con la levadura e incorporarla en varias tandas a la mezcla anterior con la ayuda de una cuchara de madera. Debe quedar una masa blanda y manejable que debe reposar tapada con film durante al menos una hora. Poner a calentar aceite en una sartén profunda e ir formando roscos con la mano, haciendo rollitos del grosor de un dedo que se unen por sus extremos. Freir en tandas de tres o cuatro, dándoles la vuelta cuando estén dorados por un lado. El aceite no debe estar excesivamente caliente para que se hagan bien por dentro. Sacar a escurrir en papel absorbente y rebozar con azúcar. 


Con estas cantidades sale un buen número de rosquillas (unas 30) que están deliciosas, ya sea en el desayuno, con el café o (mi momento preferido) por la noche a última hora, con un vasito de leche fría.


¡Gracias, Ansel y Miriam! Es de esas recetas que pienso guardar con todo el cariño del mundo...