Tras el descanso veraniego, el reto Bake the World regresa con una propuesta fabulosa: nos pide que reproduzcamos el pan Deli neoyorquino, un pan procedente de la colonia judía de Nueva York, que tiene como nota más característica el aroma y sabor especiado y anisado de las semillas de alcaravea. Es un pan que se utiliza muchísimo para elaborar sandwiches; los más típicos son los que van rellenos de capas y capas de pastrami (una carne ahumada típica de Estados Unidos), y que se encuentran en las mejores cafeterías de la ciudad. ¡Qué ganas de volver!
Para elaborar este pan, he seguido las indicaciones de este blog, que garantizan un resultado increíble. Y es que no se puede describir el olor maravilloso que se extiende por la cocina mientras se hornea...
La técnica utilizada requiere preparar un prefermento o esponja, al que se añade la mezcla de harina y semillas posterior. Parece algo complicado, pero se tarda más en explicarlo que en hacerlo.
Ingredientes para la esponja:
100 gr. de harina de fuerza
100 gr. de harina de centeno
350 gr. de agua a temperatura ambiente
1 cucharada de miel
1 cucharada y media de azúcar
1/2 cucharadita de levadura seca de panadería
Mezclar todos los ingredientes en la cubeta de la panificadora y preparar la mezcla de harina.
Ingredientes para la mezcla de harina:
350 gr. de harina de fuerza
1 cucharadita de levadura de panadería
1/2 cucharada de sal
2 cucharadas colmadas de semillas de alcaravea
2 cucharadas de aceite de girasol o de oliva suave
Mezclar todos los ingredientes, excepto el aceite, y echarlos sobre la esponja SIN REMOVER. Dejar reposar en la panificadora tapada hasta que la esponja fermente y empiece a subir y a asomar por la mezcla de harina (unas dos horas).
Conectar la panificadora en el programa de amasado, (en la mía dura 15 minutos) o amasar a mano hasta conseguir una masa fina y elástica. Durante este proceso añadiremos las dos cucharadas de aceite. Dejar reposar en un recipiente engrasado, cubierta con papel film también engrasado hasta que doble su tamaño (unas dos horas).
Sacar la masa del recipiente y aplastarla un poco para sacarle el gas. Darle forma de pan ovalado y volver a cubrirla para que repose otra hora y media y vuelva a crecer.
Calentar el horno a máxima potencia y realizar unos cortes diagonales en el pan con un cuchillo de sierra. Pulverizar agua en el horno caliente con un spray y meter el pan durante unos 35 ó 40 minutos. Tras los 10 primeros minutos, bajar la temperatura a 200º.
Obtendremos un pan esponjoso y aromático, de miga tierna pero consistente, que aguanta perfectamente cualquier relleno que nos apetezca.
En casa, ha tenido éxito de muchas maneras: con mermelada, con tomate y queso, con nocilla, ¡incluso solo!